jueves, 14 de junio de 2012

LA CAJA DE BOMBONES


Desde el setenta y cinco
en mi alacena
hay una caja
de bombones llena.

Es lo que me dejó
en su testamento
mi abuelo, que murió
en aquellas fechas.

En un principio
pensé que, con agrado,
un sabroso alimento
me había regalado

Pero en mi fuero interno
dudé por un momento
de la buena intención
de aquel regalo.

Y no era para menos
pues lo cubría un lazo
por todos los costados
atado y bien atado.

Doy fe que era imposible
el centro de la caja
alcanzar con la mano.

Así durante un tiempo
olvidé el alimento
fijando mi atención
solo en el decorado.

He de pedir perdón,
pues a falta de espacio
puse los embutidos
encima del regalo.

De la caja, el tamaño
aumentó sin descanso.
Creo que los chorizos
fueron los que causaron
del volumen, su cambio.

¡Que pena da mi armario!
Todo de grasa lleno
con el cacao mezclado.

Voy a pedir ayuda
a todos mis vecinos
para limpiar, a una,
toda la porquería
que la caja ha dejado

Cuando, con detergente
por dentro, mi alacena
desinfecte,
he de llenarla
con carne de ternera
que no sea privada,
que res pública sea.

En la calle, a vista de la gente
he de hacer una hoguera
donde arderán inertes
la caja de bogbones,
los chorizos, las ratas, e ilusiones
que mi abuelo me legó
por sus ... colores.











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