lunes, 31 de diciembre de 2012

DUDAS Y CERTEZAS


Estaba cavilando sobre el hecho
de por qué el ser humano, a los cincuenta
no da a torcer su brazo por su cuenta.
Mantiene su opinión, aún sin consenso,
arguyendo razones peregrinas.
Por fuerza –es mi opinión- que a los cuarenta
parece que la mente determina
cuales serán, del tiempo que nos resta,
las reglas que definan nuestra vida.

Así nos aferramos con ahínco
a unos dogmas que ya no discutimos.
Y si lo hacemos, la duda no es el sino,
más bien, el convencer, es el motivo.

Y así nos va, pidiendo demasiado
a los demás, sin pensar que uno mismo
es el rehén de su propio pasado.

Tomamos como escudo la verdad;
siendo lo gris, para uno negro claro
y blanco oscuro, justo para el de al lado.
Lo gris es solo gris en realidad.

Hay alguno que cambia, si, no hay duda,
ofreciendo razones con cordura.
Mas si hurgamos, hallaremos, ¡oh, fortuna!
los extraños motivos de la muda.

Trocando o reafirmando el pensamiento
se nos pasa la vida en un momento

No busquéis moraleja en estos versos.
Que a la vejez –nos sirva de consuelo-
los unos y los otros van cediendo
en virtud de los hijos y los nietos.




  

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