martes, 4 de diciembre de 2012

PILINGUIS


En Cornellá me encontraba
y me dije: ¿por qué no?
¡echaré al aire una cana!

Le pregunté a un indigente
-que son, de toda la gente,
quienes palpan la ciudad-
dónde podría encontrar
el “material” conveniente.

Al punto me respondió:
- En Madrid: El Calderón
y aquí al lado: El Español

Me dirigí con premura.
 
Entre bolsas de basura
encontré a las meretrices.

Me fijé, -por no encarar
esos ojos infelices-
que de la palabra "ESTADIO"
la " i " decidió bajar.
Hoy se aprecia en su lugar
ESTADO, con un espacio
entre la “de” y la “o”

A lo que voy... ¡que me pierdo!

Enseguida una mulata
me dijo que era de ley
y de nombre: Xtran Jería.
Que tratarme como a un rey
era lo que ella quería.

Se acercó una tullida.
Sin preguntar, se veía
que era pública, la niña.
Cuyo nombre: Xany Dad
no reflejaba su edad.

A la tercera en cuestión,
llamábanle: Edu Kación
Por su porte se veía
que era la que recibía
las dádivas concertadas
por obra de un gran señor.

Quedaba por ver la cuarta.
Siendo ciega, la más guapa.
Dijeron que trabajaba
la que más, por la mañana.
Pero que solo lo hacía
tres días a la semana.

Políticos y banqueros
a esta se la disputaban.

Siempre estaba acompañada
Por esto es que la llamaban:
"Just y Cía", la callada.

Decidí, por mi salud
que era mejor no yacer.
Que, después de conocer
qué clientes las rondaban
seguro es que contagiaban
de sus males, multitud.

Así me fui cavilando,
que a las puertas del ESTAD O
del ESPAÑOL, puedes ver
un conjunto de fulanas,
que pronto privatizadas,
te tendrán a su merced.





 

 

 

 

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