Extraño compañero.
Conozco tu apellido
desde que en mi hay recuerdos.
Manteniendo la ley
tu vasallo he sidosin dejar de ser rey.
Así hemos compartido
los momentos más plenoscomo los más austeros.
En mi memoria llevo
que hallándome abatidohas sido mi consuelo.
Cual médanos viajeros
cruzamos los desiertos,bañando nuestros cuerpos
en oasis secretos
repletos de deseo.
Nunca habríamos vivido
placeres tan intensosde no haber sido atentos
a los requerimientos,
aún estando prohibidos
Tú, mi halcón preferido.
Yo, avispado cetrero.
En el común acuerdo
los lances decidimos.
Jamás dimos motivos
para ser despedidosde los campos de Eros
Siempre con celo, unidos.
montañas ascendimos,
diluyendo en los ríos
de los valles dormidos
aquello que erigido,
siendo tu Ser, es mío.
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