Desde hace ya dos días que padezco
un síndrome curioso, pues no entiendonada de lo que dicen. Por mi atuendo,
a los demás, en nada me parezco.
Y cuál es el motivo, me pregunto,
que a todas las personas veo en negroy en lugar de agobiarme, ¡que me alegro!
sin entender ni pizca del asunto.
Comienzo a comprender lo que me ocurre.
Que dentro de mis muchas aficionesesta -la de pensar- nunca me aburre
Así resuelvo que, tengo razones
para afirmar, por lo que aquí concurreque estoy en Camerún, de vacaciones.
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