domingo, 24 de febrero de 2013

UNA SEMANA DE INFARTO


Tantas veces pensamos o así nos referimos
cuando las circunstancias, arrastran desbocadas
nuestra vida diaria, sin pausa y agitada.
De esta forma nombramos cual es el torbellino.

Mas por haber pensado no habría sido escrito,
si en vez de alegoría surge como cascada
cabalgando a horcajadas, en el pecho, la Parca.
Ni cuentan las preguntas ni haber sido advertido.

Siendo eterno el futuro, en segundos lo mido.
Ardiente como un sol mi corazón se calma.
El resto de mi ser como la tundra helada.
Echada está la suerte. Hoy decide el destino.

La postura serena de quien todo lo ha visto.
Mirando al horizonte, la vista descansada.
Viajando interiormente, con la memoria intacta,
deseo ir levitando, volando por mis sinos.

Y si a elegir me dieran, los dioses del Olimpo
de Morfeo sería su defensa, su adarga,
pues que todos mis sueños, ambiciones ansiadas,
aún dormido, parece, que en total se han cumplido.

De manera consciente asumo que termino,
que he soñado una vida o viví la soñada.
Las penas y alegrías que rinden la balanza
son bagaje completo de lo que he vivido.

Podría suponerse que mis armas hoy rindo.
Que ha sido un trago amargo de hiel envenenada.
Mas, aún convaleciente de mi vida pasada,
nadie podrá decir que el porvenir esquivo.

Parece que la Muerte ha llevado consigo
de mis vidas, aquella, la que fue más amada.
Aquí de nuevo nazco. Resurjo de la nada.
Ésta es mi última vida. El fin de mi camino.

Otro nuevo comienzo, otro futuro mío.
A nuevas experiencias, tengo abierta mi alma.
Esa que he desgranado, dejado sin coraza.
Me ha besado la Muerte, por eso sé que vivo.




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